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El frío parece que por fin ha llegado para quedarse. Una de las maneras más tradicionales y más nuestra de calentar el hogar es encendiendo la chimenea de leña. Pero ojo, no utilices cualquier cosas que prenda fuego para calentarte.

Elige la madera adecuada

Se puede decir que no hay dos maderas iguales, cada una tiene un poder calorífico diferente. De entrada hay que señalar que la mejor leña es ante todo la que está seca. La verde o recién cortada no debe de utilizarse. Es dejar secar la leña troceada al menos durante un año, o dejarla el verano al sol.

La leña seca tiene prácticamente el doble de poder calorífico que la leña húmeda, pero aparte de esto también se ha de mirar qué clase de leña, ya que hay saltos de calidad muy grandes. Para haceros más simple el asunto, la leña se puede dividir en dos grandes grupos: leña blanda y leña dura. Para la combustión la mejor leña es siempre la leña dura.

Nosotros recomendamos además la leña de encina, que es una de las más compactas y duras que existen. Deja muy buenas brasas durante más tiempo debido a una combustión más lenta y duradera que la del resto.

Qué cantidad adquirir

La cantidad a comprar va a ir evidentemente en función de la necesidad. Lo aconsejable es adquirir la leña necesaria para pasar la temporada, y un poco más como reserva por si las previsiones no aciertan. Acumular grandes cantidades no tiene sentido, porque la leña continúa su proceso de secado y puede generar suciedad.

Dónde ubicarla

La leña es una materia pesada que además, como acabamos de comentar, puede dejar partículas suciedad en su traslado. Por lo tanto lo ideal es moverla las menos veces posibles. Para ello busca un lugar a cubierto y lo más cercano posible a la zona de la chimenea.

¿Dónde encontrar esa clase de leña?

De eso no te preocupes, ¡en Masa Hermanos te la proporcionamos! Distribuimos leña de encina de combustión lenta, procedente de podas controladas en la dehesa de Extremadura, ideal para estufas, chimeneas y barbacoas.

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